El hábito:una institución de la Cultura Central

El hábito es un comportamiento repetido que se torna involuntario una vez incorporado.En las primeras dos reuniones del año estuvimos trabajando este tema para poder comprender detalladamente cuál es la función del hábito en una cultura y principalmente en un individuo.
Considero que llegamos a trabajar varios puntos interesantes y voy a tratar de sintetizar algunas ideas al respecto:

-Científicamente, el hábito implica un ahorro de energía mental. En el momento que se genera un hábito el cerebro deja de intervenir activamente en la toma de decisiones. De esta manera se incurre en una automatización del comportamiento y del pensamiento.

-Los hábitos se forman gracias al contacto de los individuos con su entorno, por lo tanto, la cultura y la cuestión social son fundamentales en el proceso de construcción de los mismos. Estos no son neutrales, sino que dan cuenta de las marcas de lo cultural en el individuo.

-Los hábitos son síntomas de los aspectos conservadores de un individuo. El acostumbramiento,la rutina,los rituales, son un territorio importantísimo para analizar si queremos entender cuán grabada está la Cultura Central en nuestro comportamiento y forma de pensar.

-Al ser puentes entre los social y lo individual, los hábitos tienen una exteriorización, funcionan como señales tranquilizadoras del individuo hacia el afuera, son formas de integración social.

-Los hábitos son automatismos y por lo tanto no favorecen a un individuo que quiera emanciparse. Al contrario, son mecanismos conservadores que nos condicionan biológicamente pero que pueden ser un insumo muy valioso para alguien que quiera comenzar a generar una autocultura y una emancipación personal. Sin una revisión crítica y un hackeo de nuestros hábitos, es difícil emprender un camino cultural independiente y la construcción de un pensamiento y sistema de vida genuino y orgánico.

– Al analizarlos y observarlos podemos dar cuenta de cuán programados estamos por una Cultura Central que busca generar siempre individuos que acepten las reglas del juego y no las cuestionen. Que búsquen en los senderos ya trazados, los caminos conocidos, las propuestas ya aprobadas. La Cultura Central no va a proponer que cada uno haga lo que quiera con su vida, que búsque sus propias herramientas y significados, sino que siempre va a intentar imponer formatos preestablecidos de vidas, formas deseables e indeseables y espera que el individuo escoja entre las posibilidades existentes. Lo que no nos dice es que de esta manera la libertad del individuo se ve ignorada y ninguneada, y lo peor, es que el individuo rara vez tiene las agallas para cuestionar dichos formatos culturales.

-La recurrencia es un concepto que se opone al hábito porque apunta a proceso consciente de decisión, no es un automatismo sino una repetición contingente. No se desprende de la simplificación y ahorro de energía mental sino de la inteligencia de poder recurrir a ciertos comportamientos y acciones.

-Recuperando la cita de Charly en la última reunión, los hábitos sociales y culturales, aquello que estamos acostumbrados hacer, decir y pensar, pueden significar también, como decía Ortega y Gasset, una eco de la deshumanización del individuo, una culturización forzada que le quita el alma, su característica más propia.

-El posthombre, si logra emanciparse, no tendrá nada que hacer con el concepto de hábito. La regeneración y la constitución de un sentido propio y de un sendero vital original lo facilitarán para no tener que dar señales tranquilizadoras al entorno, señales de compatibilidad.

Pensemos si los hábitos y las costumbres, formas de identificarnos a nosotros mismos y comportamientos que sirven para que los demás nos identifiquen, no pueden ser funcionales a una atrofia de la evolución individual, una evolución que implique la construcción de senderos independientes, nobles y críticos con respecto a las imposiciones culturales con las cuales tenemos que lidiar a diario. Esta propuesta puede recordarle al ser humano que tiene todas las posibilidades para ejercitar su libertad, su creatividad e iniciativa vital, combatir el hastío y el aburrimiento, la rutina y la naturalización. Autor: Melina Maira
Fuente: rro

Melina Maira
3 Comments
  • Daniel (el primer trabajador)
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    Hola,

    Leí con atención la entrada de Melina y, a fuerza de ser sincero, me encontré que a medida que avanzaba con su lectura, sin darme cuenta se producían cambios en mi persona, siendo uno de sus marcas más evidentes la transformación de mis ropas, al punto que justo al llegar al final del artículo, habiendo tomado nota de este proceso, fui a mirarme en el espejo y vi que, de una manea misteriosa, había desaparecido mi vieja y querida remera de entrecasa para encontrarme que en su lugar portaba la portentosa y resplandeciente camiseta del equipo: “Defensores del Hábito”.

    El “hábito” es definido como un comportamiento repetido, involuntario, una automatización del comportamiento y del pensamiento que no es neutral, sino que da cuenta de las marcas de lo cultural en el individuo, son síntomas de los aspectos conservadores de un individuo y que funcionan como señales tranquilizadoras del individuo hacia el afuera, en resumen: son formas de integración social.

    Evidentemente tiene mala prensa.

    A mi entender la crítica antes expresada tendría más asidero si en vez de “hábito” que según lo define la RAE: “Modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas”, se estuviera aludiendo a las “costumbres”. Según Wikipedia las “costumbres” son formas de comportamiento particular que asume toda una comunidad y que la distinguen de otras comunidades; como sus danzas, fiestas, comidas, idioma o artesanía. Estas costumbres se van transmitiendo de una generación a otra, ya sea en forma de tradición oral o representativa, o como instituciones. Con el tiempo, estas costumbres se convierten en tradiciones. Se me ocurre que hay un gran trecho entre los hábitos personales y las costumbres sociales y a estas sí le cabe gran parte de los conceptos críticos.

    Luego se menciona a la “recurrencia” como la palabra que englobaría un comportamiento digno de la independencia cultural de un individuo. Ahora bien, buscada la definición de “recurrencia” me topé con una enunciación imposible para mí por sus connotaciones matemáticas: “es la forma en la cual se especifica un proceso basado en su propia definición. Siendo un poco más precisos, y para evitar el aparente círculo sin fin en esta definición: Un problema que pueda ser definido en función de su tamaño, sea este N, pueda ser dividido en instancias más pequeñas (< N) del mismo problema y se conozca la solución explícita a las instancias más simples, lo que se conoce como casos base, se puede aplicar inducción sobre las llamadas más pequeñas y suponer que estas quedan resueltas (tomado de Wikipedia). Llegado a estas alturas de mi confusión, en encontraba en los terrenos del poco conocido jardín de los senderos que se trifurcan (que ya ni el mismísimo Borges pudo imaginar), "hábitos" "costumbres" "recurrencias", nombres o simples palabras para etiquetar un comportamiento concreto, y de ese proceso de designación parece depender muchas e importantes implicancias. Suelo leer una revista digital llamada "Axxón", en donde muchos de los lectores participan de una suerte de foro de artículos, ideas, crítica de películas, etc. He visto que muchos de estos participantes han tomado la costumbre de cerrar sus participaciones con una frase que entiendo los define. Las hay cortas y prácticas: "Si funciona, no lo toques...". Otras, más extensas y con cierto toque social: "No conozco la clave del éxito, pero sé que la clave del fracaso es tratar de complacer a todo el mundo" Y finalmente, las hay más largas y que justamente es la que quiero traer a colación hoy: "El acto de decir que existen cosas que no pueden ser descriptas con palabras sacude a un universo donde las palabras son la creencia suprema" (aparentemente son palabras del Mahai Waff, Maestro supremo de la Bene Tleilax, personaje de "Herejes de Dune", 5º libro de la saga de Dune. Escrito por Frank Herbert) Siento que muchas veces nos abroquelamos en bandos: "Defensores del Hábito" o "Los Diablos de la Recurrencia" que si bien son equipos distintos, juegan el mismo juego. Estamos en manos de la "Taxonomocracia" Lamentablemente me siento un sufrido habitante de pleno derecho de ese universo, de allí que trate de vincular las acciones concretas con las palabras que eventualmente las designan. Todos los jueves voy desde mi casa a la reunión del Club I+, hay múltiples caminos pero habiendo explorados los más adecuados, determiné que el camino "x" es el que mejor balancea economía de pasos, tiempo insumido y costo del pasaje. Todos los jueves tomo el mismo camino, ¿eso es un hábito, una costumbre o una recurrencia? ¿El volverme tan previsible, anula sus beneficios? La típica jugada de Messi, haciendo una diagonal de derecha a izquierda para concluir con un tiro bajo sobre el poste derecho del arquero, que muchas veces termina en gol, ¿hábito o recurrencia? No se escapa a mi entendimiento que consolidar un camino y olvidarse de cuestionar cada tanto su validez ante los cambios del entorno, es similar al proceso de endurecimiento del cristalino que conduce a la falta de visión que es la razón de ser del ojo. Toda cristalización, toda inmovilización del pensamiento claramente colisiona con su razón de ser. Por último, me parece adecuado para dar un toque simpático a este tema, citar de un libro al cual soy afecto, "El Canto del Pájaro" de Anthony de Mello, un cuento llamado "El gato del Gurú" que habla de los hábitos y las costumbres: "Cuando, cada tarde, se sentaba el gurú para las prácticas del culto, siempre andaba por allí el gato del Ashram distrayendo a los fieles. De manera que ordenó el gurú que ataran al gato durante el culto de la tarde. Mucho después de haber muerto el gurú, seguían atando al gato durante el referido culto. Y cuando el gato murió, llevaron otro gato al Ashram para poder atarlo durante el culto vespertino. Siglos más tarde, los discípulos del gurú escribieron doctos tratados acerca del importante papel que desempeña el gato en la realización de un culto como es debido". Cuántas veces gastamos nuestras menguadas fuerzas en atar el gato, sin llegar a darnos cuenta de su increíble inutilidad para la consecución de los fines que buscamos, escribo esto y pienso en el Coco Basile pidiéndole al Panadero Díaz que meta la mano izquierda dentro del bolsillo de su pantalón lleno de talco cada vez que los rivales se acercaban al área de la Selección.... Así le fue....

    1 de May de 2017 at 11:36 pm
  • Carlos Lavagnino
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    ¡Qué genial leer a Daniel López!

    Creo que exagerás un poco con el barullo del lenguaje y la “taxonomocracia”.

    Para empezar, fijate que la primera acepción de recurrir (del latín recurrens, repetir), es simplemente eso, algo que vuelve a ocurrir, re-ocurre.

    Y lo que puede parecer en realidad una maniobra ociosa dentro de opciones del lenguaje más o menos equivalentes, podría quizás esconder algo más.

    Y es que “hábito” es todavía una palabra que conserva una fibra psicológica y cultural, pivoteando entre la simple repetición y el acostumbramiento.

    Lo bueno que tiene recurrencia es que “desculturaliza” el término y lo deja en el territorio liso y llano de la repetición.

    Y ese detalle permite que nos encontremos con el desafío de ver cómo lidiamos con esa repetición, como construimos sentido a partir de ella, sin caer necesariamente en automatismos o sobre-adaptaciones.

    11 de May de 2017 at 5:34 pm
  • Melina Maira
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    Dani, disfruto mucho la lectura de tus intervenciones en el foro, siempre con un giño literario o algún juego etimológico.

    Si bien es tentador pensar en términos de “defensores de tal bando”, creo que le quita un poco de lustre a esta propuesta que busca desafiar a la Cultura Central en cuanto a que es la que tiene los recursos y la mayor cantidad de posibilidades de condicionarnos en nuestros hábitos.

    Los hábitos son efectivamente una automatización del comportamiento y por más de que sean conscientes y fruto de una trayectoria individual, en ellos se cristalizan intenciones, aspiraciones, deseos que están en relación con los marcos impuestos por lo social y cultural.

    La idea que yo defiendo es que el cuestionamiento del hábito nos permite visualizar los vínculos con lo exterior y posibilita la creación individual de comportamientos o proyectos que busquen escaparle al conformismo y a la mecanización, que no hacen más que quitarnos los destellos de espontaneidad y originalidad de los que somos capaces los individuos. Comparto la idea de Charly de que hay que inventar mecanismos para lidiar con la repetición, lo cual no significa anularla (lo cual me parece imposible), pero si creo que en un proyecto de emancipación es coherente, y lo planteo como un ejercicio, incentivar la singularidad y el acontecimiento por sobre la “rutinización” de los comportamientos.

    Última modificación del comentario realizada el 12/05/2017 11:45

    12 de May de 2017 at 11:43 am

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