Sobre Amy Winehouse y el modelo vital/creativo

Para este momento todos ya habrán leído infinidad de notas acerca de la muerte de Amy Winehouse, sin embargo, y a la luz de lo que se charló ayer en el Club I+, quería compartir con ustedes otros materiales y profundizar algunas ideas…

Parece casi un hecho que en el arte, y quizás más notoriamente en la industria de la música (donde se manifiesta una constante batalla entre lo "prefabricado" y lo "genuino"), la credibilidad del artista es algo clave. Sin embargo, rara vez se cuestiona qué implica esta credibilidad o cuáles pueden ser sus consecuencias, en especial si esto implica que el artista sufra/sea adicto/se descontrole/etc como su arte lo expresa. Ejemplos de esta perversa validación hay muchos, el caso del fallecido Kurt Cobain es uno de ellos, ya que luego de su suicidio hasta su música y sus letras eran analizadas con otro rigor y admiración por críticos y fans ("If you didn't believe him before, you believed him now").

Simultáneamente, la nota "The authenticity trap" (http://www.salon.com/news/music/index.html?story=/ent/music/feature/2011/07/25/amy_winehouse_authenticity_trap) explica cuán conflictivo puede ser para un artista tener que "habitar" el personaje público con el que es reconocible (creado por uno mismo o los demás), en particular, cuando uno ya cambió y no es más esa persona, y en un contexto cultural que favorece a las figuras sufridas. "Raw, boozy, untethered performances are heralded as real; the abstemious professional is yawned off the stage. Good art, the culture insists, comes from a place of pain, and if a singer cleans up, gets married, or finds God, we threaten to stop believing."

Por otro lado, hay que tener en cuenta que el último disco de Amy ("Back to black") salió hace ya 5 años, luego de eso, silencio total. Habría que ver qué relación puede tener esto con un modelo vigente de "climax" experienciales y creativos donde la regeneración y la sustentabilidad no son prioritarios (sino ver el clásico lema "Live fast, die young" tan representativo de la cultura del Rock&Roll), y pensar cuáles son sus efectos (stress, insatisfacción, adicciones) y qué significa para el individuo.

Por último, otra lectura del fenómeno que quiero traer a colación es aquella que sitúa la atención en la responsabilidad de las instituciones alrededor del artista, como la industria musical y los medios (http://www.obit-mag.com/articles/amy-winehouse-and-the-tabloid-tragicomedy). Si bien reconozco otras interpretaciones con más peso, me llamó la atención una nota (http://www.salon.com/entertainment/feature/2011/07/26/amy_winehouse) donde la cronista se pregunta qué hubiera pasado si Island Records hubiera intervenido responsablemente rescindiendo el contrato con Amy y haciendo un "statement" sobre el tema. Lamentablemente nunca lo sabremos.

Un beso a todos

(Acordate que también podés responder este comentario en IndependNet: http://www.independnet.org/site/index.php#espacial/default/default/panel_close/panel_close_s///objeto/c/fs_tipo_ppa=24&id_ppa_foco=1496 )

Laura
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