Marihuana y cultura, ¿un debate profundo?

El 14 y 15 de marzo se llevaron a cabo las jornadas denominadas Cannabis Sapiens en el Centro Cultural de la Ciencia, sede Conicet. Fuimos a cubrir dicho evento con la intención de monitorear las temáticas, discusiones y perspectivas actuales que la ciencia, la medicina y los estudios sociales están privilegiando a la hora de tratar el tema del Cannabis y de otras drogas en general.

Las charlas, a cargo de distintos profesionales (médicos, psiquiatras, abogados, sociólogos, políticos, periodistas), pretendían estimular la comprensión de los efectos de la marihuana en el cerebro y en la salud, explorar el uso medicinal, el problema del uso crónico o intensivo y repensar la situación legal de su prohibición a nivel nacional. A continuación se esbozarán resumidamente los puntos centrales desarrollados en las jornadas para finalmente poder aportar nuestro análisis crítico de las mismas.

En la primera exposición se trazó un recorrido histórico del Cannabis donde se mencionó la utilización industrial (como insumo en los materiales de construcción, telas, sogas, redes, papel, etc) y se presentaron los intereses económicos que dieron pie a su prohibición en el siglo XX (Historia cultural del Cannabis- Federico Pavlovsky). La segunda disertación reveló los efectos del consumo de Cannabis en el sistema nervioso mediante la explicación de las modificaciones moleculares que el THC genera. A partir de allí fue posible comprender que todos los seres humanos contamos con un sistema endocannabinoide que modula diversas funciones fisiológicas de nuestro organismo, incluyendo la percepción del dolor, la inflamación, la toxicidad y el traumatismo neuronal, el aprendizaje y la memoria, el control de las emociones, el control del humor, la gestión del estrés, el apetito, etc. Por este motivo, el estímulo externo con THC acarrea alteraciones en los códigos de percepción del sistema nervioso central, cambia la manera en la que la información llega al hipocampo, afecta la capacidad de retención de información o memoria, provoca lentitud motora y aumenta la intensidad de la percepción sensorial, entre otros efectos. Así mismo, se explicó que el Cannabis puede ser beneficioso en su uso medicinal ya que aliviaría los síntomas de pacientes que padecen graves enfermedades como la artritis reumatoidea, el síndrome de Tourette, la epilepsia refractaria, el autismo, el cáncer, entre otras. (Efectos del Cannabis en el cerebro- Marcelo Rubinstein- Efectos del Cannabis sobre la salud- Raquel Peyraube).

Todos los disertantes defendieron la legalización de la marihuana a partir de la crítica del paradigma de políticas públicas de la “guerra contra las drogas”, importado desde EE.UU en la década de 1980, ya que éste había profundizado el problema al destinar los recursos públicos a una cacería y estigmatización de los consumidores en vez de realizar campañas de salud pública para limitar su demanda. En este punto es difícil no estar de acuerdo con la necesidad de una redefinición y actualización sobre la legalización del auto cultivo y el consumo individual a nivel penal.

La discusión sobre el uso medicinal de Cannabis también tuvo un lugar central en las jornadas; la ONG Mamá Cultiva Argentina defendió el uso potencial de aceite de Cannabis para aliviar y brindar una mejor calidad de vida a aquellos pacientes de las enfermedades antes mencionadas. Se presentaron testimonios de casos donde el uso de Cannabis fue satisfactorio y mejor que en los resultados de los tratamientos de la fármaco medicina tradicional (Cannabis medicinal, el conocimiento empírico- Carlos Magdalena-Valeria Salech).

Seguidamente se trató el tema del consumo crónico de marihuana (tipificado a parir de una vez por semana). Se citaron estudios recientes que confirmaron que éste produce un deterioro del aprendizaje, en la productividad, en los trastornos vinculares, genera abulia y reduce la empatía, entre otros efectos. El consumo tiene un mayor impacto en la adolescencia ya que el cerebro continúa desarrollándose y provoca secuelas que pueden tener una larga duración y en el peor de los casos, ser irreversibles. Se aseveró que el uso recreativo genera adicción en el 9% de los casos y se señaló que la marihuana resulta muy nociva para el sistema respiratorio, cardiovascular, gastrointestinal, nervioso y para el desarrollo de la depresión, entre otros (Uso intensivo y crónico de la marihuana- José Capece).

En general, las diversas ponencias buscaron poner sobre la mesa la urgencia de la modificación de la penalización del consumo/ auto cultivo, reprendieron la corrupción y complicidad de los políticos respecto al tema, criticaron al narcotráfico y a los intereses de las corporaciones médicas, alentaron la legalización y el uso medicinal del Cannabis, pero, sin menospreciar dichos reclamos, dejaron de lado cuestiones de suma relevancia.

A medida que iban avanzando las disertaciones nos encontramos con un clan científico-médico-social que avaló tácitamente el consumo recreativo/adulto de drogas, aún exponiendo ellos mismos la evidencia científica del daño que éste causa a nuestro cerebro y al buen funcionamiento de nuestro organismo en general. Por ello, se perdió la posibilidad de un análisis integral sobre su consumo que además de señalar los riesgos para la salud, busque problematizar la función que tienen las drogas en nuestra cultura. Esta situación da cuenta del grado de aceptación creciente que tiene la droga no solo en los usuarios recreativos (que posiblemente no conocen las especificidades de sus efectos) sino en los mismos expertos sobre la materia, ¿no debería esto llamarnos la atención?

En las jornadas se distorsionó la comprensión de la marihuana como una sustancia que tiene efectos nocivos para la salud, cualquiera sea su consumo. Se bloqueó así una discusión más profunda acerca de una cultura que presenta a las drogas (incluyendo al alcohol) como estímulo de la diversión, creación artística, motivo de reunión y felicidad, banalizándo el cuidado de la vida, la sociabilidad y la importancia de la capacidad reflexiva e interpretativa en el desarrollo de un ser humano. De tal manera, se contribuyó a naturalizar el consumo recreativo, (la médica Peyaurabe diciendo que no hace tan mal una vez cada tanto, el periodista Ruchansky alegando que con algo te la querés poner el fin de semana y el director de la revista THC aludiendo a que todo consumo es terapéutico) y a legitimar el discurso complaciente frente a aquellos que se jactan de revelar su consumo de marihuana como algo común e inocuo cuando no lo es. ¿Por qué la evidencia médica no hace mella en aquellos actores (médicos, legisladores, académicos) responsables de alertar a la población sobre los riesgos del uso recreativo?

Esta situación nos expone frente a un escenario que pretende avanzar en un debate necesario y urgente (legalización, combate del narcotráfico y uso medicinal) pero que revela una enorme incapacidad de crítica y de visualizalización de un problema que tiñe a nuestra cultura contemporánea: la crisis de la creatividad y de un estímulo vital orgánico que prescindan del consumo de un psicoactivo. ¿No debería cuestionarse el hecho de que la búsqueda del placer, de la creatividad y del relajo necesiten de la ingesta de estupefacientes? ¿Qué esconde tal naturalización? La moda del consumo y la aceptación social de la marihuana (y de otras drogas) dan cuenta de una cultura no se anima a dar una discusión profunda sobre sus prácticas.

Más allá de que cada uno es libre de hacer con su vida y su cuerpo lo que quiera, si no son quienes forman parte del sistema de salud aquellos que nos van a brindar la información para nuestro cuidado y toma de decisiones, quizás una opción razonable sea preguntarnos si no somos nosotros mismos los responsables de velar por el control de nuestros sentidos, la organicidad de nuestra vitalidad e inspiración y el cuidado de nuestra psiquis.

Agenda de las jornadas Cannabis Sapiens:
http://ccciencia.gob.ar/nota_cannabis_sapiens.html

Melina Maira
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