Un guiño a lo disfuncional

Por Laura Marajofsky

En el transcurso de los últimos años aparecieron ciertos discursos y posturas que, sin ser disruptivos, promovieron el debate sobre cuestiones fundamentales de esta cultura, entre ellas, el modelo familiar. Sin embargo, pese a estos signos iniciales todavía existían pocos testimonios de hombres y mujeres que cuestionaran de forma abierta el mandato de ser padres -y los que se atrevían a exteriorizar su desacuerdo eran catalogados como casos aislados, rarezas. Si bien hoy en día esto continúa siendo un tabú, los quiebres se hacen cada vez más visibles facilitando una posición disidente.

Recientemente diversos escritoresperiodistas e incluso algunas figuras públicas, comenzaron a postular los beneficios de no tener hijos, y a discutir acerca de la pulsión de definirse a través de la maternidad/paternidad. Sucede que en varios de estos argumentos el eje suele estar puesto en la dicotomía “profesión vs familia”, de manera que la renuncia a tener niños sólo se explica por otro tipo de entrega. No se aprecia un posicionamiento que logre independizarse de esta polaridad, una alternativa que se sostenga por sí sola. A veces pareciera que lo que muchos buscan es seraceptados en su condición de “no-padres”, casi como si tuvieran que disculparse por elegir algo diferente.

Otra actitud recurrente es aquella que hace de la falta de planificación su “leit motiv”, es decir, la que sin conceder tampoco niega. Una frase representativa de esta mentalidad es “si tiene que pasar, pasará”. Aquí tampoco se visualiza una iniciativa consistente que compita con la opción por “default” que implica formar una familia, en todo caso, sencillamente se apela a dejar la decisión para más adelante. Todos estos razonamientos, los dicotómicos y aquellos que le conceden al azar un papel importante, tienen en común que ninguno es capaz de ofrecer una propuesta integral.

A su vez, se encuentran pocas reflexiones acerca de cómo se arriba a la paternidad en la actualidad, y respecto de su sustentabilidad experiencial en el largo plazo -cómo se maneja el desgaste y el aburrimiento que puede generar este esquema de vida. Un ejercicio interesante para realizar consiste en observar algunas de las reacciones que surgen cuando uno manifiesta que no desea tener hijos. Así, encontramos desde puntos de vista que critican la falta de compromiso y el egoísmo, hasta expresiones de conmiseración como “¿pero y quién te va a cuidar cuando seas grande?” Ante esta clase de preguntas resulta difícil creer en el desinterés de aquellos que deciden ser padres -o en la supuesta magnanimidad del acto de procrear-, en especial si se considera el rol que los chicos toman muchas veces como “buffers” proyectuales y afectivos de los adultos. 

Esta falta de transparencia también se hace evidente en el modo en que fueron variando los discursos en defensa del paradigma durante el último tiempo. Inicialmente se postulaba que las principales problemáticas tenían que ver con la implementación del modelo (la repartija de obligaciones entre los sexos, la competencia con el trabajo, etc.), pero luego se empezó a fomentar una estrategia de naturalización -y estetización- del fracaso en la crianza de los hijos. Algo así como avalar las fallas dada la imposibilidad de resolverlas, haciendo de la disfuncionalidad una comedia apta para todo público. Si inclusive desde el arte, tanto en el tratamiento que recibe el tema en “sitcoms” o en películas, parece exculparse a los padres por sus olvidos y deslices. Y es que en esto reside el truco, en interpretar ciertas acciones (u omisiones) como simples errores causados por el agotamiento y las complicaciones intrínsecas a la tarea de criar a los niños.

Si ya hace unos años se podían encontrar relatos de mujeres descontroladas que admitían sin pruritos cómo la maternidad les había cambiado la vida para peor -y añoraban otras épocas de mayor libertad-, ahora se puede elegir de toda una gama de “incorrecciones” del estilo. Basta con prestar atención a ciertos fenómenos presentes, entre ellos, la creciente promoción de productos nocivos (patitas de pollo, papas fritas y otros alimentos similares) orientada a mamás sobrepasadas que deben ocuparse de sus chicos. Otras tendencias incipientes que se inscriben en esta línea son, por ejemplo, el hábito de algunos padres de fumar delante de los menores o demanejar y beber. ¿Qué clase de lectura merecen estos sucesos? ¿Acaso puede trazarse algún vínculo entre la frustración que sienten los adultos y algunas actitudes (conscientes e inconscientes) de descuido sistemático?

No incidentalmente, las adicciones son una figura cada vez más recurrente en el ámbito de la paternidad. Testimonios extraídos de libros y blogs escritos por las llamadas “Cocktail-moms”exponen la función paliativa del alcohol, que aparece como un recurso para lidiar con la insatisfacción proveniente, entre otras cosas, de la postergación personal y el estrés.

Frente a todas estas señales de crisis se podría esperar que al menos se guardara cierta cautela al promocionarse el arquetipo familiar. En una entrevista al psicólogo Miguel Espeche, se ilustra cómo funciona este mecanismo de transmisión entre generaciones en el que prima la deshonestidad y el cinismo. Pese a un correcto primer diagnóstico respecto de la desvalorización del rol paterno, el enfoque que el especialista propone es que el gran problema es “la mala onda” con la que los mayores relatan sus experiencias a los más jóvenes, amedrentándolos ante el prospecto de seguir el mismo camino. Da la sensación de que cualquier excusa vale con tal de no dar por perdida la batalla. No vaya a ser que haya que admitir las contradicciones y debilidades del plan, aún si lo que está en juego es la felicidad de los que vengan después.

En una trama cultural donde procreación y realización han estado históricamente unidas, tal vez haya llegado el momento de desatar estas dos motivaciones devolviéndole al individuo la potestad -y responsabilidad- sobre la construcción de su bienestar, y recreando una predisposición en la que la idea de trascendencia esté ligada a otros imaginarios.

Laura
6 Comments
  • Mercedes
    Reply

    14/10/2009 11:35

    Hola a todos!

    Quería compartir con ustedes una nota que salió en Slate hace varios días que está muy relacionada con este viewpoint. Es un artículo bastante interesante para analizar porque, con total cinismo, pone en evidencia no sólo el uso de estupefacientes por parte de los padres (como manotazo de ahogado para afrontar sus problemas con el modelo), sino también porque muestra como esa tendencia se va trasformando en un nexo de conexión con la generación de sus hijos.

    http://www.slate.com/id/2227962/page

    Es llamativa la falta de crítica con la que los medios levantan estudios que muestran como las personas deliberadamente sacrifican su expectativa de vida y necesitan justamente de esos sacrificios para mantener y reproducir los proyectos de vida que eligieron (o “eligieron”).

    Es muy problemático como a través de esas conductas le proveen dosis de autodestrucción e inercia a sus hijos… cualquier cosa sirve para evitar que haya un cuestionamiento profundo.

    Y sorprende también que esta tendencia, cada vez más frecuente, conviva con la imagen cultural de los “padres abnegados que hacen todo lo posible por el bienestar de sus hijos”…

    Saludos!

    14 de March de 2018 at 9:25 pm
  • Laura Marajofsky
    Reply

    16/10/2009 18:48

    Hola! Acá les dejo otro material que se relaciona con este viewpoint; se trata de un conjunto de notas que haciendo eje en los casos de mujeres que se someten a tratamientos de fertilidad (a veces arriesgando sus vidas y las de sus futuros bebés), muestran como cada vez más se construye un relato casi épico en torno a la pulsión de ser padres, estetizando el rol de la mujer que decide ser madre a toda costa…

    Como si hiciera falta más exaltación y dogmatismo.

    Estos dos son materiales que ya hemos discutido en reuniones pasadas del Club I+

    Ser madre: el deseo que no sabe de escollos
    http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?…

    Women are risking their lives to have IVF babies
    http://www.guardian.co.uk/lifeandsty

    Y finalmente, como muestra este nuevo artículo, aparecen incluso algunos discursos donde se habla de la “discriminación” que sufren las parejas que no son fértiles…

    Fertility Industry: Boon and Curse
    http://open.salon.com/blog/pamel

    besos!

    14 de March de 2018 at 9:32 pm
  • Diego
    Reply

    19/10/2009 11:57

    Hola a todos!!!!!!!! Mer y Lau, sus aportes son fantásticos.

    Leí este viewpoint hace unas semanas, pero comenzó a generarme sentido recién este fin de semana, tras una conversación que mantuve con mi prima.

    Desde mí punto de vista personal, creo que naturalmente tomé partido por el desarrollo de mi profesión. Observo además, la presión de ser padres que se manifiesta ante mis hermanos por parte de mis padres y abuelos. Pero lo mío (en cuanto experiencia) llega hasta ahí.

    Dialogando con mi prima el pasado sábado, me dijo que “se va a casar”, algo que no llamó del todo a mi curiosidad hasta que mencionó la figura legal de dicha unión: “Unión Civil”, una opción generada para que las parejas homosexuales puedan contraer algunos derechos propios del matrimonio, pero que puede ser utilizada tanto por parejas homosexuales como heterosexuales.

    Mi prima me contaba con gran alegría los “beneficios” de este tipo de unión que hará con su novio. Entre ellos: Obra social, derecho a obtener créditos, extensión del período de vacaciones, fácil y barato tanto para hacer como para deshacer, etc. A pesar de todos estos “beneficios” contraídos tras la unión, su estado civil seguirá siendo “soltera”.

    Al investigar un poco el tema, la unión civil entre parejas heterosexuales supera con creces a la de los homosexuales, y los argumentos adoptados por quienes eligen este tipo de unión van desde: el deseo por mantener su autonomía y la situación de igualdad que se constituye entre los miembros de la pareja; hasta concebirlo como un paso intermedio al matrimonio.

    ¿Puede llegar ser este uno de los posibles emergentes orientados al cambio de los modelos que estamos conversando?

    Saludos!!

    La unión civil, de “orgullo” gay a alternativa para las parejas heterosexuales
    http://www.clarin.com/diario/2006/11

    Opina la gente: la unión civil, un trámite rápido y más barato que el casamiento
    http://www.clarin.com/diario/2006/11

    14 de March de 2018 at 9:32 pm
  • Laura Marajofsky
    Reply

    19/10/2009 12:29

    Hola Diego, honestamente cuando pienso en el surgimiento de nuevos modelos, imagino la creación de algo diferente y no más “refritos” de anteriores esquemas… Por otro lado me parece que correr el eje hacia cuestiones relativas a si se obtienen mayores o menores beneficios legales (u otros) con arreglos de este tipo, es algo que no tiene mucho que ver con una discusión cultural más profunda que estaría bueno tener.

    En todo caso, la editorial apunta a desnaturalizar todas aquellas cosas que están bastante establecidas y que son poco cuestionadas… esas cosas que como vos mismo admitís en tu comentario por ahí no llaman mucho la atención porque se dan por obvias… Que el matrimonio como institución viene en decadencia y compitiendo con iniciativas de este tipo hace algún tiempo es algo sabido, de todas formas no consideraría estas opciones como alternativas de ruptura ni mucho menos.

    Un beso

    14 de March de 2018 at 9:34 pm
  • Mercedes
    Reply

    20/10/2009 18:13

    Hola a todos! Coincido con Lau en que lo más rico es explorar la posibilidad de crear nuevos modelos y no centrarse en pequeñas reformas al esquema vigente, como podría entenderse la Unión Civil. En ese sentido está bueno retomar eso que mencionaba Diego acerca de la naturalización de la familia y de la procreación. De hecho, más allá de las presiones explícitas lo que resulta llamativo es que la pregunta se dé siempre por la negativa. Rara vez se interpela a las personas para que den cuenta de las razones que las llevan a querer tener hijos, por lo general surge la duda cuando alguien manifiesta que no tiene deseos de procrear. Esto que parece una sutileza es un indicador más de cómo funciona la cultura y las escasas (o nulas) reticencias que muestran los individuos ante esas bajadas de línea.

    Creo que la evidencia de la crisis de ese arquetipo, que está bastante desarrollado en el viewpoint, es un buen disparador para empezar a soñar con otras dinámicas, en lugar de sucumbir en lo que claramente ya no está funcionando. Se me ocurre empezar a cuestionar el modelo de pareja, el lugar que la pareja ocupa en la vida de las personas, el lugar de las amistades, analizar los costos de tener hijos y ver si uno realmente está dispuesto a tomar ese “combo”.

    Algo que me pareció muy pintoresco fue una nota que salió en Pagina 12 sobre el lugar de los padres en la literatura infantil (http://www.pagina12.com.ar/diario/su… ). Hace unos años el atractivo estaba en excluir a los padres de todos los cuentos, el protagonista tenía que ser huérfano. Algunos han interpretado que en el fondo se trataba de seguir la consigna de evitar a toda costa que se criticara a los padres. Ahora el panorama es muy distinto, hoy se relatan las desventuras de la cotidianeidad familiar.

    Seguramente este viraje se deba a que hoy no hay muchos resquemores para reconocer que algo está mal, que el cuento de la familia Ingalls ya no convence a nadie y que no se necesita a un niño huérfano con tíos malos para relatar los infortunios caseros… lo que falta ahora es la voluntad para hacer algo distinto.

    14 de March de 2018 at 9:35 pm
  • Diego
    Reply

    21/10/2009 11:24

    Hola a todos!

    Gracias Lau por tu opinión, estoy de acuerdo. Tal vez eso que me llamó poderosamente la atención no está del todo asociado con la profundidad del análisis que propone el viewpoint.

    Mer, creo que la reorientación de la conversación hacia un lugar de acción resulta apropiada, y en este momento no me queda más que cuestionarme al respecto, y cuando tenga alguna opinión o contenido me asomo otra vez.

    Besos

    14 de March de 2018 at 9:35 pm

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