Las fábulas de siempre

Un nuevo estudio realizado por el BMJ Student (British Medical Journal) y dirigido por los investigadores David Gallacher y John Gallacher, pretende perpetuar la falacia de que las relaciones exclusivas y a largo plazo, más específicamente el matrimonio, ofrecen beneficios en la salud mental y física de las personas que se traducen en una mayor longevidad (http://press.psprings.co.uk/bmj/january/relationships.doc).

Así los autores del estudio explican que el matrimonio y otras relaciones pueden situarse en una escala indicativa del grado de compromiso (ubicando al matrimonio en los primeros puestos de esta escala), y que a medida que aumenta el compromiso, mayores son los beneficios para nuestra salud. De esta manera concluyen: "that marriage generally indicates a deeper commitment might explain why marriage is associated with better mental health outcomes than cohabiting".

Ahora, en ningún momento se justifica por qué el matrimonio debiera de garantizar un mayor compromiso que otro tipo de relaciones, o bien, por qué no pueden concebirse formas alternativas que impliquen gran compromiso y entrega. ¿Acaso será falta de imaginación o simple dogmatismo lo que no permite que estos muchachos visualicen, por ejemplo, amistades que puedan servir de soporte fundamental para una persona?

Pero la cosa sigue, por alguna razón que no termina de quedar clara (por no decir que aquí son bastante tendenciosos), los autores aseguran que convivir sin estar casados no tiene tantos beneficios. En suma, si convivís pero sin los papeles, entonces no te sirve de mucho (“In terms of physical health, the duration of a relationship is as strong a predictor of longevity as legal status. However, cohabiting relationships tend to be less enduring”). Lo llamativo es que en este estudio se cita otra fuente (Relationship duration and mental health outcomes: findings from a 30-year longitudinal study. British Journal of Psychiatry http://media-newswire.com/release_1138128.html) en la cual increíblemente se postula lo opuesto a lo que se acaba de decir: que las relaciones a largo plazo, independientemente de si están formalizadas o no, son buenas para la salud mental de las personas. Entonces, ¿en qué quedamos?

Simultáneamente se evita tocar un tema básico, que es preguntarse por la relación que existe entre la subvención cultural que recibe un esquema de vida (casarse, formar una familia, etc) por sobre otros, y de qué manera esto puede afectar el bienestar a largo plazo (salud mental y física) de las personas que deciden salirse de ese curso preestablecido. Parecen subestimarse tanto las consecuencias que conlleva el hecho de elegir hacer algo totalmente diferente, así como también el impacto que tiene vivir en un entorno que subsidia tus elecciones de vida.

Hacia el final de la nota los autores parecen verse en la obligación moral de reconocer que no todas las relaciones son beneficiosas para la salud (menos mal)… y que antes que estar en una relación negativa es mejor estar solo, por lo que muchos solteros suelen tener una mejor salud mental que aquellos que permanecen es una relación dañina.

Pero pese a esta pequeña aclaración, y gracias a las deformaciones mediáticas de siempre (partiendo de estudios dudosos, como ya vimos), el mensaje que se transmite en una de las tantas coberturas es claro: “en promedio, la gente casada vive más tiempo” (http://www.heraldsun.com.au/ipad/study-proves-soul-mates-good-for-you/story-fn6bfmgc-1225996415420).

Una pequeña apostilla para ver qué tipo de historias pretenden seguir contándonos y cómo reaccionamos frente a ellas.

(Acordate que también podés responder este comentario en IndependNet: http://www.independnet.org/site/index.php#espacial/default//panel_close/panel_close_s///objeto/c/fs_tipo_ppa=24&fs_tipo_ppa=24&id_ppa_foco=663)

Laura
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