Una desafortunada vuelta a la psicodelia

El siguiente artículo que quiero compartir con uds habla acerca de cómo en la última década, y muy de a poco, algunos investigadores y entidades (desde psicólogos de la UCLA a organizaciones como "MAPS", Multidisciplinary Association for Psychedelic Studies) han retomado la idea de utilizar drogas psicodélicas para el tratamiento de pacientes con depresión o ansiedad. En este caso se refieren a los posibles efectos benéficos que podrían tener los hongos psilocibios, los cuales contienen "psilocibina" (http://es.wikipedia.org/wiki/Psilocibina), un compuesto alucinógeno, que se plantea tiene el potencial de facilitar lo que se llama "epifanías psico-espirituales", permitiéndole a los pacientes ahondar con mayor profundidad en sus sentimientos y sensaciones, y en algunos casos revivir traumas pasados.

Me llamó la atención esta especie de pedido por parte de algunos académicos a reconsiderar la investigación y el uso de estas sustancias (dejando de lado la "mala prensa que se les hizo en los 60 y 70s"), quizás un poco porque me parece que exacerba la idea del desconcierto o la desesperación ante la imposibilidad de tratar más exitosamente problemáticas cruciales como la depresión. Fíjense que uno de los argumentos a favor de estos hongos que más se citan, es precisamente el fracaso de las terapias farmacológicas tradicionales ("it's important to emphasize that psilocybin may only need to be administered once within the context of ongoing psychotherapy, whereas conventional medications are generally used daily for weeks, months, even years").

Otra cosa que me pareció por lo menos sospechosa, es que se asocie tan libremente la idea de introspección con la pérdida de la conciencia (y la posibilidad de tener alucinaciones), en contraposición con actividades/gestualidades más reflexivas y coherentes. Como explica en uno de los casos citados un chico: "Cuando los tomo (los hongos) puede ser porque tengo que tomar una decisión, o quizás porque sospecho que mi punto de vista hacia algo no es tan sano o tan afectuoso como me gustaría. La psilocibina me permite ver las cosas desde un punto de vista fresco." Me parece que esta frase pone de manifiesto que no es casual que se elijan momentos clave como la toma de decisiones para "hacer estos viajes" (o para el caso, que se propongan estas prácticas como método introspectivo para resolver situaciones de la propia vida).

Me pregunto también si conseguir un enfoque más "afectuoso" ("loving"), como explica acá, no remitirá a tener cierta tolerancia, que termina traduciéndose en condescendencia con uno mismo o con los demás…

Creo que habría que buscar otras maneras genuinamente sanas (filosófica y físicamente) de conectarse con uno y tratar los problemas y los malestares, sin concesiones, y, paradójicamente, sin desconectarse.

Researchers Re-Open Their Minds to Psychedelic Drugs
http://www.miller-mccune.com/science/researchers-re-open-their-minds-to-psychedelic-drugs-30921/

(Acordate que también podés responder este comentario en IndependNet: http://www.independnet.org/site/index.php#espacial/default/default/panel_close/panel_close_s////c/fs_tipo_ppa=24&fs_tipo_ppa=24&id_ppa_foco=1106)

Laura
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  • Greta
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    Hay un material que encontré muy en línea con lo que se plantea en este thread. En este caso, una nota publicada en la revista "OHLALÁ" sobre la ayahuasca (para los que no saben lo que es http://es.wikipedia.org/wiki/Ayahuasca). La nota utiliza argumentos harto repetidos a la hora de justificar el uso de agentes que alteren la conciencia con fines terapéuticos: cómo los indígenas utilizaban la planta hace cientos de años, que se componen de productos disponibles en la naturaleza, el hecho de que no provoca daños al cuerpo a nivel biológico, que no son drogas ni provocan alucinaciones porque en verdad lo que supuestamente hacen es llevar a la conciencia a un estado ampliado, que es algo serio que debe hacerse en el correspondiente contexto y con los profesionales adecuados.

    Como Lau plantea en su comment, no se hace ninguna reflexión sobre las inclinaciones culturales que orientan a este tipo de tratamientos, ni sobre los potenciales efectos y las predisposiciones que pueden desatar en los "pacientes". La nota, erróneamente titulada "¿Qué es la Ayahuasca?", presenta un fuerte sesgo complaciente con el fenómeno, presentando argumentos unilaterales que en gran medida estetizan la práctica hasta en sus aspectos menos agradables. La frutillita está en el recuadro final, que alega la no-prohibición de la sustancia, como para tranquilizar a sus usuarios.

    ¿Qué es la ayahuasca?
    http://www.revistaohlala.com/1368508-que-es-la-ayahuasca

    6 de June de 2011 at 4:50 pm
  • Daniela.
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    Está bueno reflexionar sobre estos temas, sobre todo en el contexto cultural y psicológicos-uno implica al otro- en el cual vivimos actualmente. Me gustaría aportar un punto de vista relacionado con esto.

    Creo que más allá del uso de drogas psicodélicas, yase la desesperada búsqueda de encontrar solución a las consecuencias de una cultura de la fragmentación, de la represión, no expresión y no contacto detrás de la cual existe un miedo cultivado, el miedo al dolor, el miedo a la muerte y también el miedo a la vida. No es una cultura que fluya con la vida.

    Hay una búsqueda desesperada por la "reconexión" con lo que hemos dejado de lado, con lo que ha quedado en consecuencia almacenado y bloqueado en el inconsciente que pulsa por salir, a veces de las maneras más destructiva-por este motivo- generando enfermedades de todo tipo.

    Creo que la búsqueda de superación de esas limitación impuestas y autoimpuestas que nos hacen mirar la realidad de cierto modo, en sí no están mal,es más, creo que es sano.

    Pero por otro lado se buscan las respuestas utilizando las mismas premisas que ocasionan el problema en primera instancia. En mi opinión estamos en una cultura de afuerados, buscando las respuestas en el afuera, en técnicas o pastillas que nos hagan felices- no más conscientes, no más reflexivos, no más maduros. Es la búsqueda incesante del placer, pero sin la comprensión del dolor.

    No puedo hablar por la cultura de los indígenas, donde estas substancias-por lo que sé- se ingerían en el marco de rituales, con un sentido de comunidad, comunicación y religiosidad-en el sentido de religamiento con la naturaleza física y espiritual- muy diferentes a los que estamos acostumbrados nosotros en las grandes urbes.

    En el caso de nuestra cultura buscamos la solución afuera, en la opinión de los que están "autorizados" y no confiamos ni fortalecemos nuestras propias potencialidades, esperamos la pastilla mágica que nos resuelva los problemas y seguir viviendo la vida que llevamos hasta ahora, con las mismas sensibilidades, formas de relacionarnos, de pensar, en síntesis, de ser que, eso sí, nos genera angustia, depresión y desencuentro con nosotros mismos y con los otros.

    besos!

    7 de June de 2011 at 10:11 am
  • Lau
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    Hola Daniela, qué tal? Me quedé pensando lo siguiente en relación a la nota que posteé originalmente, y a lo que mencionaste respecto de que en estos comportamientos se ve reflejada la necesidad de reconectarse con "lo que ha quedado bloqueado en el inconsciente"…te diría que en todo caso lo que veo es una gran necesidad de desconectarse, de seguir fragmentando, y de escapar a una reflexión honesta y en tiempo real sobre lo que nos pasa con nuestras elecciones y nuestras vidas. Me parece que el discurso de "reconectáte con tu inconsciente", o mismo el hacer referencia a "estados ampliados de la conciencia" en relación a utilizar sustancias psicoactivas, no son más que paparruchadas para justificar una escape pautado y totalmente consciente -ya que estamos en el tema de la conciencia.

    Creo que este tipo de argumentos van de la mano de una visión muy "psicoanalizada", casi "acultural" te diría, del asunto de la experimentación con ciertas sustancias y la pulsión por desconectarse. No es la primera vez que escucho hablar del contexto "cultural" y del "psicológico" en conjunto, pero la verdad que me pregunto si un enfoque del segundo tipo no está bastante limitado, ya que haciendo pie en definiciones y preconceptos formales característicos de la disciplina se pasa por alto un análisis cultural más integral (y hasta quizás podamos arriesgar también que sea precisamente esta falta de contexto cultural en la comprensión de la realidad lo que ocasione la crisis que viene sufriendo la disciplina en los últimos años).

    De la misma manera, si bien yo tampoco estoy muy compenetrada con las prácticas de los chamanes u otras similares, tampoco les concedería un salvoconducto en este análisis por el simple hecho de ser rituales milenarios, o estar vinculadas en algún modo a lo religioso (como un componente que automáticamente concede sentido), ni tampoco las exaltaría o pondría por encima de las actividades en la misma línea que se puedan realizar hoy en día en la sociedad moderna. Me parece que se trata de ver, en cualquiera de los casos (se realicen en el bosque con un supuesto guía espiritual o en un departamento en la ciudad), qué dinámicas fortalecen estas tendencias y qué significancia tienen para el individuo.

    Un beso!

    7 de June de 2011 at 10:18 pm
  • Daniela.
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    Hola Lau, cómo estás? volviendo a lo que planteaba en el comentario anterior, e intentando resumir un poco mi postura..que a mi entender tiene puntos en común con lo que me planteas-si me equivoco corregime- siempre se trata de un escapismo cuando se intentan "resolver" las consecuencias de una forma particular de ser y estar en el mundo pero no se tratan las causas. Veo este mismo movimiento, donde se utiliza la técnica, tanto como las sustancias químicas como sustitutivos de un cambio de actitud y de concientización ante los problemas que nos producen la depresión y la angustia señalada en el post. Hay que tener en cuenta que nadie quiere ni busca huir de la felicidad y la plenitud…

    En cuanto a lo que sé de las prácticas chamánicas-y lo voy a dejar ahí, porque es un tema del que no estoy empapada- las mismas, en ese contexto en particular, no se hacen para escapar ni tienen la función de fragmentarse ante la realidad, sino hacer conciente aquello que se observa en las profundidades de la mente-que poco tiene que ver con la mirada occidental de la mente de individuos aislados. Como cuando soñamos, vemos y elaboramos cuestiones que no hacemos durante el estado de conciencia diurna. Después, lo que vayan a hacer las personas que no están inmersas en esa cultura, con otros valores y otra cosmovisión, es otro tema…

    La psicodelia es la búsqueda de revelar aquello que no se ve a simple vista, aquello que se relegó al inconciente. De más está decir que no son necesarias las drogas para llegar a hacerlo. Claro que dentro del marco cultural represivo en el cual estamos enmarcados se hace bastante difícil.

    Para concluir y coincidiendo con vos en la actitud escapista de quienes las buscan, las drogas se pueden convertir en un arma peligrosa y producir los efectos contarios, donde las personas en lugar de lograr mayor claridad se encuentren aún más confundidas, dispersas y en consecuencia, angustiadas.

    Besos!

    8 de June de 2011 at 11:25 am

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