¿El fin del DSM?

Por Laura Marajosvky

Mucho se ha escrito sobre el DSM en el último tiempo, pero no quería dejar pasar una pequeña apostilla de la semana pasada que me pareció realmente significativa a la luz de lo que se viene discutiendo aquí. Para aquellos que no están familiarizados con las siglas estoy hablando del “Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders”, un manual que sirve de referencia para el diagnóstico de enfermedades mentales, muy utilizado en el ámbito de la psiquiatría y la psicología.

En una interesante nota titulada “¿El comienzo del fin para el DSM?” (http://www.salon.com/2013/05/06/beginning_of_the_end_of_the_dsm_iv_partner/) se explica cómo desde el reputado Instituto Nacional de Salud Mental (el NIMH en los EEUU) se va a dejar de tomar como referencia esta “biblia de la psiquiatría” para sus futuras investigaciones. El motivo es que se considera que a la hora de diagnosticar una enfermedad mental es insuficiente e impreciso evaluar sólo los síntomas, y que la categorización del DSM no contempla información genética, neurológica y cognitiva específica de cada individuo que podría ayudar a realizar una evaluación más acertada.

¿La propuesta para reemplazarlo? Empezar a utilizar una nueva guía llamada “Research Domain Criteria (RDoC)” que se focalice en la información biológica del paciente, acercándose de esta manera un poco más al enfoque que proveen las neurociencias.

Este paso implica no sólo un golpe (o al menos un cuestionamiento) a la metodología tradicionalmente empleada en el campo psiquiátrico, sino que evidencia la profunda crisis y el desconcierto en el que se encuentran en general las disciplinas puestas a resolver esta clase de problemáticas. Hay que decir también que la solución propuesta no es muy superadora tampoco, ya que este nuevo enfoque neurológico no hace más que centrarse en la fisiología y dejar de lado cuestiones que seguramente requieran un mayor nivel de abstracción en el análisis.

Riorevuelto
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