El Deseo y la Carencia

Lugar: Cuartel General de la Cultura Central

Ubicación: Clasificada

Asistentes: Representantes de las Secciones “Hábitos”; “Experiencias”; “Arte de Vanguardia”, “Deseo Consciente”; “Deseo Subconsciente”; “Otros Deseos”; “Pasaje a lo Inorgánico”; “Retorno a las Fuentes”; “Juventud Procastinante”, y algunos grupos antirresilentes

Objetivo: Monitorear la reunión de Río Revuelto y establecer los niveles de peligro de insurgencia de la cultura independiente

Palabras de inicio del Emperador de la Cultura Central: Siguiendo con nuestro objetivo de dominar a la humanidad e imponerle nuestra agenda de gestión de la Muerte, antes de empezar los invito a pararse y, apoyando el puño derecho sobre cada corazón, entonar el Himno de la Cultura Central:

“Transhumanismo decime que se siente
luchar contra la gran vacuidad.
Te juro que, aunque vivas más años,
nunca tendrás la inmortalidad.
Que la muerte los engañó,
el experiencismo los vacunó,
van perdiendo desde siempre hasta hoy
El miedo les va a ganar.
El quietismo va a triunfar.
La obediencia
es más fuerte que el valor”

Emperador: Estamos en problemas, cada jueves este grupo se acerca más y más al centro de nuestro esquema de dominación, sino me creen escuchen la introducción a la reunión del último jueves que conseguimos merced a la activación de los celulares de los asistentes:

Tiempo: Minuto 3.02 al 3.28 de la introducción
“…El modelo de la cultura central es un modelo de gestión de las etapas previas a la libertad, previas y de las primeras etapas de logro de la libertad, pero es un modelo que está enfocado sobre todo en una realidad de privaciones, y en un escenario de incertidumbre profunda para el ser humano…”

Tiempo: Minuto 14.57 al 15.05 de la introducción
“…Esta cultura necesita que el deseo mismo del individuo sea el límite, el policía y el ejecutor…”

Tiempo: Minuto 55.21 al 55.50 de la introducción
“…El deseo es, clásicamente, hijo de la privación y de la carencia, no estamos entrenados evolutivamente para desear en la abundancia, porque para desear en la abundancia tenés que desear por encima de la abundancia, no te tiene que satisfacer la mera provisión, pero esto es un sismo en la estructura psicológica del ser humano…”

Asistente 1: ¿qué podemos hacer?
Asistente 23: ¿Si utilizamos el inductor de criterios a alguno de los participantes”
Emperador: ¿A quién elegiríamos como sujeto de intervención?
Asistente 1: El candidato por excelencia, por tener las posturas menos transhumanistas, es al que denominan “el doble agente” o “el embajador de la cultura central”.
Emperador: Aprobada la intromisión explícita en el subconsciente del sujeto.
Asistente 1: Exploremos un poco los argumentos que vamos a implantar para que luego los vuelque en el grupo:

Argumento 1: Coincidimos en creer que el deseo es hijo de la privación, es decir la humanidad (La evidencia más antigua de comportamiento moderno son las de Pinnacle Point (Sudáfrica) con 165 000 años) ha generado circuitos mentales desde hace tantos milenios en torno a la carencia, este ha sido el motor de su deseo y por ende, el combustible que le hizo avanzar y generar los descubrimientos que lo llevan desde el descubrimiento de los mecanismos para dominar al fuego hasta el Gran Colisionador de Hadrones. Entonces ¿es posible pensar al hombre en medio de la abundancia? ¿no sería una situación que por el contrario promovería un quietismo, un estancamiento?

Argumento 2: En tal sentido, la abolición de “la muerte” no resultaría en, paradójicamente, una desvalorización del concepto “Vida”, ya que es muy socorrida la imagen de que precisamente la muerte es la que fortalece nuestro apego a la vida, es decir, la posibilidad de perder algo es lo que lo vuelve valioso. ¿Cuál sería el cambio cataclísmico en las estructuras psicológicas de la humanidad, los hombres y mujeres, yo mismo, que supondrá la eliminación de la muerte?

(Asistente 1: Teniendo en cuenta el estilo discursivo del sujeto, hay que meter alguna referencia artística para que parezca que este es un pensamiento propio)

Como dice Silvio Rodríguez:

“…que cosa fuera
que cosa fuera la maza sin cantera
un amasijo hecho de cuerdas y tendones
un revoltijo de carne con madera
un instrumento sin mejores resplandores
que lucecitas montadas para escena
que cosa fuera -corazón- que cosa fuera
que cosa fuera la maza sin cantera…”
(La Maza)

¿Qué cosa fuera la “Vida” sin la “muerte”? Sería “… un instrumento sin mejores resplandores que lucecitas montadas para escena…” En tal sentido, no digo que frenemos la investigación de la ciencia para extender los límites de la vida, solo levanto la bandera de la precaución, de que es necesario un desarrollo en términos de los aspectos filosóficos que rodearía un suceso de tal magnitud, es imperativo trabajar sobre las resonancias que tendría

(Asistente 1: Hay que ir cerrando para no sobrecargar los circuitos neuronales del sujeto, metamos algo de Borges…. A él le gusta Borges y cree que le da una pátina de intelectualidad cerrar sus intervenciones citando a Borges…)

Finalmente me gustaría poner el final del cuento Ruinas Circulares de Borges, al final diré porqué:

“…lo despertaron dos remeros a medianoche: no pudo ver sus caras, pero le hablaron de un hombre mágico en un templo del Norte, capaz de hollar el fuego y de no quemarse. El mago recordó bruscamente las palabras del dios. Recordó que de todas las criaturas que componen el orbe, el fuego era la única que sabía que su hijo era un fantasma. Ese recuerdo, apaciguador al principio, acabó por atormentarlo. Temió que su hijo meditara en ese privilegio anormal y descubriera de algún modo su condición de mero simulacro. No ser un hombre, ser la proyección del sueño de otro hombre ¡qué humillación incomparable, qué vértigo! A todo padre le interesan los hijos que ha procreado (que ha permitido) en una mera confusión o felicidad; es natural que el mago temiera por el porvenir de aquel hijo, pensado entraña por entraña y rasgo por rasgo, en mil y una noches secretas.

El término de sus cavilaciones fue brusco, pero lo prometieron algunos signos. Primero (al cabo de una larga sequía) una remota nube en un cerro, liviana como un pájaro; luego, hacia el Sur, el cielo que tenía el color rosado de la encía de los leopardos; luego las humaredas que herrumbraron el metal de las noches; después la fuga pánica de las bestias. Porque se repitió lo acontecido hace muchos siglos. Las ruinas del santuario del dios del fuego fueron destruidas por el fuego. En un alba sin pájaros el mago vio cernirse contra los muros el incendio concéntrico. Por un instante, pensó refugiarse en las aguas, pero luego comprendió que la muerte venía a coronar su vejez y a absolverlo de sus trabajos. Caminó contra los jirones de fuego. Éstos no mordieron su carne, éstos lo acariciaron y lo inundaron sin calor y sin combustión. Con alivio, con humillación, con terror, comprendió que él también era una apariencia, que otro estaba soñándolo.”
(Final del cuento: Las Ruinas Circulares – Jorge Luis Borges)

Me parece que en su imaginativa prosa hay cierta comparación posible entre este hombre que descubre que no es tal, sino que es soñado por otro y por lo tanto una apariencia y la situación que seguiría a la derrota de uno de los conceptos centrales que acompañan a la humanidad desde sus orígenes…

No digo que no deba ocurrir ni que no vaya a ocurrir, solo levanto los reflejos de la precaución.

Daniel Lopez
3 Comments
  • Melina Maira
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    Dani, siempre con tus paradojas y truquillos, me encanta lo que escribiste.

    Es interesante como presentas a la lógica de la abundancia como posibilitadora del quietismo, es decir, de cómo el motor o la pulsión evolutiva del individuo o de la sociedad parece nacer de la privación, de la falta, del vacío o de la escasez. Es probable que la historia o la cultura hayan marcado la psique humana tan fuertemente que la abundancia (no me refiero al consumismo y a la ostentación material) y la visualización de la proliferación del capital y de las posibilidades generen un desencuentro entre el deseo y la real posibilidad de cumplirlo, es decir, una sensación de torbellino mental, de confusión cuyo efecto sea finalmente el de la elección de formas de vida simples, con deseos y expectativas no tan distintas de los demás, es decir, no especiales, sino normales, fáciles y asequibles.

    Soñar más alto tiene un costo social: soñar o imaginar cosas que no son parecidas a las de los otros, nuestros pares, puede que nos haga parecer extraños, ilusos, locos, etc. "Lo normal" hoy en día sigue teniendo una alta valoración social a pasar varios intentos por parte de algunos filósofos, psicólogos o pensadores de desnaturalizar y profundizar la comprensión sobre aquello que pensamos cuando nos referimos a lo normal (funcionalización, pérdida de la autodeterminación, pérdida del deseo orgánico y en definitiva de la singularidad).

    Por lo tanto, para ir concluyendo, creo que la raíz histórica del deseo, fruto de la carencia y del vacío, tiene que ser dejada de lado, o por lo menos cuestionada. Desear no es un crimen, imaginar otros posibles es una fuente de regeneración de las expectativas y un motor positivo de cambio y evolución.

    En el mundo contemporáneo, el deseo hoy puede navegar en las aguas de la abundancia sin culpa y quizás, a partir de esta conceptualización, el individuo pueda trazar nuevos rumbos, motivado por la capitalización de los recursos simbólicos y materiales aun si todavía no los tiene, pero los imagina. Desear en abundancia es reconocer y aceptar la invitación de la época: la de cuestionarnos, hackearnos y animarnos a ser disfuncionales, porque al parecer, es una de las pocas formas de evolución que nos quedan.

    22 de June de 2017 at 8:07 pm
  • Daniel (a secas)
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    Melina ¡ Hola !

    A los efectos de clarificar mi posición, tarea titánica porque a veces yo mismo caigo en las trampas del lenguaje o de los razonamientos circulares, intentaré ha-cer una pequeña definición de los términos que usamos en la última reunión para que se pueda ver más claramente la idea que postulo:

    Sueño = Estado, situación u objeto que no poseo pero que considero un bien
    Deseo = Intención de conseguir un estado, situación u objeto considerado un bien
    Felicidad = Resultado de la consecución de ese estado, situación u objeto

    Como puede observarse, con estos tres términos no se logra armar un movimiento fluido que describa el hacer humano, por eso propongo este esquema:

    Situación base = Vendría a ser el estado actual de mi ser, es la suma de mi "yo y mis circunstancias", es el conjunto de estados, situaciones y objetos que poseo en un momento concreto.
    Balance de necesidades = Es una evaluación, es decir la realización de un proceso de revisión de mi estado, situación y conjunto de objetos en que estoy inmer-so buscando detectar, por medio de la inteligencia, de aquellas cosas que necesito, aquellos estados que considero importante acceder o aquellas situaciones en que pienso sería beneficioso participar.
    Deseo = Determinadas mis necesidades, priorizadas, establezco un orden de deseos, es decir un orden de las intenciones, de mi disposición de recursos para conseguir eso que carezco, es el combustible de mi acción.
    Acciones = Es el conjunto de mis haceres para la consecución de lo que determiné como una necesidad a cubrir
    Balance de logros = Es el establecimiento del grado de logro de mi objetivo de cubrir esa necesidad. De dicho grado surge el estado de felicidad (si el logro es total) o infelicidad (si el logro es nulo).

    Como muestra el gráfico (que se adjunta al final) este es un proceso dinámico que no para, porque siempre se hacen los balances de necesidades y a partir de esos puntos surgen nuevas necesidades y consiguientemente se desean, se buscan conseguir.
    Por esto es que defino al deseo como originado en la carencia.

    ¿Cómo será este proceso en la abundancia? Tengo la firme convicción de que la búsqueda de novedades, la generación de nuevos estados, la instauración de necesidades (más o menos reales, más o menos ficticias) son interminables, la interioridad humana (sea el alma, el elán vital, el dasein, el espíritu o lo que sea) se me asemeja inabarcable por las cuestiones externas a ella, es decir nunca se van a saciar sus necesidades, es decir cambiarán, evolucionarán se harán más sutiles o más complejas pero nunca se agotarán.

    Concuerdo con vos cuando afirmas: "Soñar más alto tiene un costo social: soñar o imaginar cosas que no son parecidas a las de los otros, nuestros pares, pue-de que nos haga parecer extraños, ilusos, locos, etc" ya lo dijo Charly García:

    "Les contaste un cuento sabiéndolo contar
    Y creyeron que tu alma andaba mal.
    La mediocridad para algunos es normal,
    La locura es poder ver más allá"
    (Sui Generis – El Tuerto y los Ciegos)

    Finalmente y rescatando que te encantan los "truquillos", veo que a veces faltan palabras (o hay mucha reiteración) para describir al transhumanismo así que adapté un instrumental de alta tecnología lingüística, un Generador de Discursos. ¿cómo funciona? Se empieza por la columna "A", luego se tira un dado y se se-lecciona la celda de la casilla que salió, ejemplo: A4 , luego se pasa a la columna "B" y se vuelve a tirar el dado, así con la columna "C" y la "D", arrojando un po-sible resultado: A4+B1+C3+D4

    "Si embargo, no hemos de olvidar que la realización de las premisas del Transhumanismo exige el compromiso y la determinación de las actitudes de sus miembros hacia la defensa de su vida"

    (El generador se pone al final como imágen)

    23 de June de 2017 at 2:16 pm
  • Melina
    Reply

    ¡Hola Dani!

    Es atractiva y muy ingeniosa la forma en la que planteas la complejidad de la situación, de alguna manera, el esquematismo nos da la oportunidad de ordenar las ideas.

    Creo que propones algo acertado en términos generales, es decir, cuando se trata de identificar mecanismos y patrones que nos permiten intelectualizar algunos procesos psicológicos sobre el rumbo virtuoso de nuestras acciones y decisiones.

    Sin embargo, te planteo lo siguiente:
    Partiendo de un contexto en donde las necesidades primarias estén resueltas y las acciones y decisiones del individuo estén orientadas hacia un desarrollo vital, intelectual y emocional, la búsqueda de la felicidad no debería ser pensada como el resultado de un balance de logros, un estado consecuente derivado del cumplimiento de los objetivos anhelados. Además de la satisfacción que acarrearía ese tipo de situaciones, la felicidad puede ser una condición estructural del individuo que no dependa exclusivamente del cumplimiento o no de ciertos objetivos.

    Creo que la felicidad resulta tanto de un sentir como de un pensar, pero lo interesante es puntualizar acerca cómo y desde qué lugar está conformada esa conciencia de felicidad.

    Si proviene de los ideales de la Cultura Central estamos bastante seguros de que se va a basar en aspiraciones conocidas por todos y pasibles de ser comparadas o evaluadas por parámetros vamos a llamarles "normalizadores". El circuito de la felicidad contemporánea está más o menos diagramado y si no logramos acercarnos a él, de alguna u otra forma lo más probable es que nos angustiemos. Por eso veo que es fundamental construir nuestras propias métricas y trabajar internamente para que las mismas sean lo más orgánicas posibles. Ese tipo de focalización seguramente nos brindará una forma autónoma para cotejar si nos acercamos o nos alejamos de la felicidad que buscamos. Por eso, tener momentos de desaciertos, no necesariamente vaya a constituir una sensación infeliz o una destrucción de la felicidad, sino que es un trastabillar en un camino que tiene algunas victorias aseguradas: la voluntad de ser independiente es en sí misma una fuerza porque activa el motor evolutivo del individuo.

    La felicidad, los deseos y los sueños no son otra cosa que los insumos y la materia de la que está compuesta gran parte de la potencialidad vital de un individuo.

    Vos mencionas a la carencia como motor del deseo y felicidad ya que decís que el sueño es un objeto que no se poseé en la actualidad pero que es considerado un bien a perseguir y a la felicidad como una consecuencia de la concreción del mismo. Una vez alcanzado ese sueño, necesitaríamos otro para hacer rodar el circuito de la felicidad.

    Primero, yo creo que el sueño ya lo tenés cuando lo empezás a imaginar, o sea que no sería fruto de una carencia, sino que la posibilidad de formularlo es sí mismo una potencialidad virtuosa, es decir, debería generar satisfacción. Entiendo que históricamente el individuo y la sociedad tuvieron que luchar en contra de la carencia pero las reglas del juego cambiaron en términos generales y hoy podemos imaginar y soñar en abundancia.

    Cada uno va tener reglas y sus objetivos vitales diferentes, pero creo que cambia el juego cuando logramos desafiar a los imperativos de cada época y armar un recorrido vital que esté definido por uno mismo y por su propio sistema de vida. Esto no podría significar una sensación, una satisfacción finita, sino que la felicidad podría derivar de una propuesta vital que trascienda los momentos y que se arraigue en un proyecto, un desafío autogenerado.

    Coincido con vos en que el ser humano que conocemos hasta ahora tiene una impresionante capacidad para generar nuevos desafíos y nuevas necesidades, es un poco como la publicidad (¿) pero en el buen sentido. De todos modos, mi aseveración no pierde se vista lo siguiente: que el hecho de que el hombre sea una máquina de generar desafíos y deseos no sea una cuestión derivada de un aburrimiento de un deseo anterior, algo así como que necesita un chiche nuevo porque se aburrió del viejo, sino que ese motor de deseo esté regido por la fuerza contraria, la regeneración y la lucha contra el aburrimiento.

    29 de June de 2017 at 1:06 am

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