Dinamarca: un progreso que camina para atrás

Dentro de la mitología siempre hubo un lugar especial para el dios del vino. Tenemos a Dionisio en Grecia, renombrado Baco en Roma, o el mismo Jesús proclamándose “yo soy la vid”. La divinidad que representa al alcohol nunca falta; parece una figura arraigada a nuestra especie desde su comienzo. También en la mitología nórdica encontramos al vino ligado al dios más importante: Odín, “tan espiritual que no necesitaba comer y sólo se alimentaba de vino”[1]. También está Ægir, el rey de los mares, encargado de brindar fiestas para la cúpula de los dioses. Se personifica con el mar, donde la espuma remite a la cerveza[2].

Las sociedades del norte de Europa tienen la impronta de ser grandes bebedoras. De alguna manera, sostienen aquello que la mitología contaba. Dinamarca, que en el imaginario mundial está asociado a uno de los mejores países del mundo para vivir[3], fue víctima de su propio relato alcohólico. Como si la ironía fuese poca, la última película de Thomas Vinterberg pretende y logra retratar a la cultura danesa desde la perspectiva del alcohol[4]. ¿Por qué la mirada de este director se detiene en la bebida para captar lo propio del pueblo danés?

Aquel gran Estado de bienestar que defiende con orgullo sus tradiciones, no distingue entre honrar su impronta progresista o una tradición juvenil: dar una vuelta alrededor de un lago, borrachos. De esta forma, el pueblo danés recibió con el pecho inflado, premiaciones por una película que evidencia una realidad inevitable: Dinamarca tiene el consumo de alcohol en jóvenes de 13 a 15 años más alto del mundo[5].

[1] REPOLLES José, Las mejores leyendas mitológicas. Ed. Bruguera S. A., Barcelona, 1973, p. 250.

[2] https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%86gir

[3] https://es.wikipedia.org/wiki/Dinamarca

[4] https://underholdning.tv2.dk/2020-09-23-thomas-vinterbergs-afdoede-datter-skulle-have-haft-en-rolle-i-hans-nye-film

[5] https://revistadiners.com.co/cultura/cine/91947_otra-ronda-una-oda-al-alcoholismo-o-una-realidad-inevitable/

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Juana Ciminieri
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